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miércoles, 24 de noviembre de 2010

En 1796 Samuel Hahnemann, médico de Leipzig de poco más de cuarenta 
aÑos, experimentó en su propia persona los efectos de la quinina, un 
fármaco conocido ya en el siglo XVII: y con sorpresa se dio cuenta de 
que, en un individuo sano, la quinina tenía efectos semejantes a los 
que combatía eficazmente en un enfermo. Nacía así lo que el propio 
Hahnemann definió como "homeopatía", es decir, el tratamiento de las 
enfermedades mediante el principio de los símiles, mientras que la 
medicina oficial se clasifica como "alopática", ya que lucha contra la 
enfermedad, en la mayor parte de los casos, mediante operaciones que se 
oponen a los síntomas. 
 En la página 25 de su obra más importante, el Organom, Samuel Hahnemann 
dice textualmente que "cualquier trastorno que afecta a los seres vivos 
puede ser combatido y vencido por un trastorno más fuerte que, sin ser 
idéntico al que se desea combatir, sea sin embargo semejante en sus 
manifestaciones". Tal afirmación puede ser todavía hoy considerada el 
principio teórico fundamental de la medicina homeopática.

Para sostener sus tesis, los homeópatas se basan fundamentalmente en el 
número y la calidad de las curaciones obtenidas. "En medicina observan, 
no es tan importante entender el porqué de la terapia, cuanto poder 
constatar el éxito positivo." Los propios homeópatas reconocen además 
que no todos los trastornos pueden resolverse satisfactoriamente con 
sus métodos: las lesiones anatómicas, por ejemplo, se escapan a su 
control y lo mismo puede decirse de muchos tipos de tumoraciones. Sin 
embargo, otras enfermedades, como las cefaleas, los trastornos 
digestivos, las enfermedades infecciosas u las funcionales de origen 
nervioso, hallarían en el tratamiento homeopático el mejor remedio para 
combatirlas y superarlas.
 El segundo principio de la medicina homeopática es el conocimiento de 
lo que se denomina "el terreno" sobre el que se actúa. Hahnemann 
observó en efecto que las enfermedades no se desarrollan de la misma 
forma en los distintos individuos, sino que adoptan un cariz particular 
en función de las características fundamentales de las distintas 
personas.
 En líneas generales puede decirse que un buen médico 
homeópata no cura la enfermedad sino que cura a cada enfermo en 
particular, tratando de enmarcar los trastornos en la historia clínica 
completa del paciente y en sus tendencias orgánicas originales.
 DE CHARLA CON EL HOMEÓPATA

Cada visita a la consulta del homeópata refleja en realidad este 
constante interés por la "persona" en conjunto. Independientemente del 
trastorno, al que de vez en cuando se hace mención, cada consulta se 
convierte en una larga investigación cognoscitiva basada en preguntas y 
respuestas, muchas de ellas de carácter general:

en efecto, sólo a partir de los síntomas específicos y de los hábitos 
de vida referidos por los pacientes. el homeópata será capaz de elegir 
la opción terapéutica más adecuada en cada caso.

La tendencia a personalizar el diagnóstico y el tratamiento es una de 
las características que pueden explicar mejor el éxito de la medicina 
homeopática. El hecho de que cada consulta requiera tanto tiempo y de 
que todos los síntomas sean analizados con precisión por el médico 
establece, en relación a la medicina oficial, tan a menudo apresurada e 
impersonal. un indudable punto de fuerza.
 EL DESARROLLO DE LA HOMEOPATÍA

Doscientos aÑos después de su nacimiento, la homeopatía goza todavía en 
la actualidad de gran aceptación, aun siendo éste el siglo de la 
ciencia terapéutica y de su control experimental.

Con sus altos y sus bajos, y habiendo sido objeto de feroces polémicas 
y entusiastas movimientos a favor, la homeopatía se halla hoy en día 
particularmente extendida en algunos de los países más desarrollados 
del mundo. Cuenta con gran aceptación, por ejemplo, en Alemania, Suiza 
y en los Países Bajos. En Gran Bretaña los tratamientos homeopáticos 
cuentan con la misma consideración que los oficiales en el marco de la 
asistencia sanitaria nacional. En Francia la homeopatía es materia de 
enseñanza en los cursos de especialización de doctorado dirigidos a los 
médicos y dedicados a la denominada "medicina natural" (la acupuntura, 
la quiropráctica, la fitoterapia y la homeopatía). 
 Por cuanto respecta a nuestros países, dicha práctica se halla bastante 
extendida sobre todo en las grandes ciudades y en las clases sociales 
medio-altas. Juega a su favor el hecho de que en los últimos años 
muchos médicos, no sólo de medicina general sino también especialistas, 
han empezado a practicar la homeopatía junto a la medicina oficial, 
eligiendo caso por caso y en función de la enfermedad a la que deben 
enfrentarse si utilizar los métodos del arte médico tradicional o bien 
los de Hahnemann.
 Este hecho ha contribuido a eliminar ciertas 
diferencias y la desconfianza que durante muchísimos años han rodeado a 
la homeopatía . Más que de "medicina alternativa -subrayan sus 
defensores- debería hablarse de método complementario al oficial: tanto 
el uno como el otro pueden ser gestionados por los mismos médicos..." 
 A escala mundial, los centros homeopáticos más activos son en la 
actualidad el hospital de Saint Jacques de París, el Flowers Hospital 
de Nueva York, el Robert llosch Krankenhaus de Stuttgart y los 
hospitales homeopáticos de Londres y Moscú.

Aunque las bases de la homeopatía siguen siendo las mismas que hace 
doscientos años, los conocimientos sobre los posibles remedios, los 
métodos de diagnóstico y las posibilidades de integración con la 
medicina oficial son objeto de continuas investigaciones y han 
conducido a nuevas conquistas. De esta forma han surgido en el seno de 
la medicina homeopática distintas interpretaciones y escuelas que, aun 
difiriendo en ocasiones entre sí de forma importante, se basan en los 
mismos principios.

Enfermedades y remedios

UNO de los principios fundamentales de la homeopatía es que la 
enfermedad, como tal, es una "no entidad" y no puede por tanto ser 
considerada como algo expurgable mediante sangrías o extraible 
mecánicamente del organismo del paciente. 
Se trata, por el contrario, 
de "una aberración con respecto al estado de salud". A diferencia de la 
medicina oficial, que tiende a considerar un número "finito" de 
síntomas y estados patológicos, Hahnemann sostenía que la gama de éstos 
es infinita: de ello deducía que los remedios correspondientes con la 
máxima aproximación a tales "aberraciones" eran también infinitos. 
Desde los orígenes de la homeopatía, los médicos han realizado 
"pruebas" de remedios, En otras palabras, han administrado a hombres y 
mujeres sanos ciertas sustancias refiriendo luego sus efectos y así han 
ido anadiéndose nuevos medicamentos a la farmacopea homeopática.
 El 
descubrimiento más sorprendente de Hahnemann fue la constatación de que 
el efecto de un medicamento es inversamente proporcional a su cantidad. 
Para crear un remedio según las normas formuladas por Nahnemann, se 
toma un grano (0,0648 g) de una determinada sustancia, se mezcla con 
diez partes de una sustancia neutra como alcohol puro, agua o azúcar y 
el compuesto se mezcla mediante agitación realizada de forma 
preestablecida. La medida resultante recibe el nombre de potencia 1. 
Cuando se une una parte de tal medida con diez partes del excipiente 
neutro, diluyéndolo como se ha indicado arriba, se obtiene la potencia 
2. Cada vez que se repite dicho proceso, la potencia aumenta en una 
unidad hasta 100.000. consecuencia, los homeópatas se basan para sus 
actuaciones en el principio el cual cuanto más pequeña es la cantidad 
de medicamento presente en la sustancia, tanto más "potente" es su 
efecto.
 Ello no obstante, resulta fácil constatar que si la operación 
se repite seis veces (potencia 6) queda una parte de sustancia por 
millón. Por consiguiente, el descubrimiento de Hahnemann consistía en 
que el poder de la sustancia no reside en la materia, sino en su 
estructura, y que cuanto más se elimina la materia, tanto más aumenta 
el poder de la estructura. Éste es el aspecto cuya comprensión entraña 
mayores dificultades para personas con una educación convencional y 
que, viviendo en la sociedad actual, están acostumbradas a pensar que 
la eficacia se mide menos de cantidad o volumen.
 Los 3 tipos orgánicos según la homeopatía

SEGÚN la medicina homeopática no existen dos enfermedades iguales, 
así como tampoco existen medicamentos idénticos entre si: por el 
contrario, todo ha de ser diagnosticado y cada remedio formulado según 
las características fundamentales del individuo enfermo. La atención 
especial brindada a cada individuo es, por tanto, una de las 
directrices principales de la homeopatía. Ello no obstante, es posible 
clasificar a las personas en tres grandes tipos orgánicos, cada uno de 
ellos con una predisposición especial hacia una u otra enfermedad.

e El tipo carbónico es el de las personas que tienen un 
temperamento claro y decidido.

Son incluso pacientes y obstinadas, pero pueden mostrar, tanto 
física como mental y emocionalmente, cierta rigidez. Desde el punto de 
vista de la salud, los "carbónicos" se muestran resistentes frente a 
cualquier trastorno, pero cuando pierden la salud, pueden caer víctimas 
de cualquier enfermedad. 
 El tipo fosfórico es alto y delicado y sus gestos son expresivos. 
Las personas de este tipo generalmente se ven invadidas por repentinos 
accesos de entusiasmo sufren profundamente por desilusiones también 
súbitas.desde el punto de vista de la salud, el individuo fosfórico 
cuenta con una mineralizacion insuficiente y este hecho puede exponerlo 
a fenómenos infectívos y a trastornos neurofuncionales de distinta 
naturaleza. 
El tipo fluórico es en términos generales inestable de paso y de 
gestos desordenados. Podría definirse como una persona carente de 
equilibrio desde el punto de vista físico. Este tipo de individuos 
tiene también carencias minerales.

El tercer gran principio de la homeopatía los dos primeros han sido 
ya comentados en el capítulo dedicado a la homeopatía en el primer 
capitulo es la utilización para la curación de dosis infinitesimales de 
sustancias terapéuticas. En 1821 Hahnemann, fundador de la medicina 
homeopática, escribió: "La mejor forma de aprovechar las cualidades 
terapéuticas de las plantas consiste en obtener su esencia y mezclarla 
con alcohol etílico puro en una proporción de uno a cien."

Esta primera dilación, que por convención se abrevia lc (donde c" 
significa centésima parte), es sin embargo rara vez utilizada por los 
homeópatas. Generalmente se utilizan diluciones mucho mayores, que se 
denominan 2c, 3c., etc. hasta 25 o 30c e indican que la preparación 
anterior ha sido a su vez diluida en alcohol en la proporción de uno a 
cien.
 Ésta es la razón por la que se habla de dosis infinitesimales. 
Sintetizados generalmente en forma de píldoras o de tinturas y de venta 
actualmente en numerosas farmacias de las grandes ciudades, los 
fármacos homeopáticos carecen obviamente de toxicidad. La cantidad de 
"tintura madre" que contienen es, en efecto, minima: pero al mismo 
tiempo el contenido real de "sustancia activa", es decir capaz de 
ejercer algún tipo de influencia sobre el organismo, es irrisorio.

Por cuanto respecta al tipo de fármacos utilizados en la práctica 
por los médicos homeópatas, cabe señalar que derivan exclusivamente de 
los tres reinos naturales: el animal, el vegetal y el mineral.
 El reino 
animal proporciona al homeópata, entre los remedios más utilizados, el 
Apis, la Formica rufa y el Muschus (o musgo: puede considerarse como 
una forma primitiva de vida animal); sin embargo, incluso el veneno de 
la araña Latrodectus macta,muy tóxico y por consiguiente potencialmente 
peligroso, halla su lugar en la farmacopea homeopática. Del reino 
vegetal, que es sin duda el más explotado, derivan en cambio la 
Pulsatilla,la Tuya, la Calendula, laNux vomica, etc. Por último, en el 
reino mineral, el Sulfur(azufre), el Arse-niumy el Carbo (carbón 
vegetal) no son más que algunos ejemplos. En su Materia medica pura, el 
tratado dedicado a los fármacos homeopáticos, Hahnemann enumera 62 
principios activos distintos, derivados todos de la naturaleza.
 Y las 
formas de preparar con ellos hasta dos mil "medicamentos" específicos. 
La práctica homeopática actual no se ha alejado mucho, por cuanto 
respecta a los principios activos y a sus metodos empiricos.

Los farmacos homeopáticos se obtienen mediante sucesivas diluciones 
de la tintura madre. En esta fase, una péqueña cantidad de la dilución 
se une a los comprimidos constituidos por cuatro partes de lactosa y 
una de sacarosa.

NUEVAS TÉCNICAS

A veces, sin embargo, junto a los fármacos que pueden considerarse 
rigurosamente homeopáticos, los discípulos de Hahnemann utilizan en la 
actualidad otras técnicas de intervención farmacológica.
 Nos referimos 
de forma especial a la gemoterapia,técnica basada en una serie de 
diluciones de yemas y de las partes más ricas de las plantas, y a la 
organoterapia,que utiliza extractos de órganos animales, diluidos 
tanbién según el método homeopático. En ambos casos estos fármacos no 
son administrados en función de la ley de los "símiles", en la que se 
basa la medicina homeopática: se trata, en cualquier caso, de 
intervenciones curativas que, según la experiencia de muchos médicos, 
se muestran capaces de integrar la acción de los fármacos de Hahnemann. 
 HE AQUí LAS 20 SUSTANCIAS más utilizadas en la preparación de 
fármacos homeopáticos, proceden todas ellas del mundo vegetal o 
mineral. En las fórmulas más ampliamente utilizadas su dilución va de 3 
a 9c:

ello significa que, en los distintos preparados farmacéuticos, el 
principio activo se halla presente en cantidades claramente inferiores 
a la millonésima parte.
 Aconitum Argentum nitricum Arnica

Arsenium album Belladonna Calendula Carbo vegetabilis Camomilla

China Coffea 
 Y a continuación, algunas formas de intervención
 -según las reglas 
más extendidas de la homeopatía- 
en algunos de los casos más frecuentes 
de automedicación.

Gelsemium 
- Lycopodium 
- Mercurius 
- Nux vomica 
- Opium
- 
Phosphorus
- Pulsatilla 
- Rhus toxicodendron
- Sambuca nigra (para uso 
externo)
- Sulfur

* Trastornos digestivos. Sí se trata de calambres en el estómago, 
entre las sustancias más indicadas se cuentan la Nux vomica y el Carbo 
vegetabilis.
El Arsenium album y el Phosphons están indicados en cambio 
en los casos de acidez de estómago; para las digestiones lentas y 
difíciles son muy útiles también la Nux vomica y el Lycopodium.

Fiebre. 
El aumento de la temperatura corporal se considera una 
reacción orgánica frente a muchos trastornos. Por tanto, la fiebre no 
es siempre un "mal" que haya que combatir. 
No obstante, si se desea 
contrarrestar, los remedios homeopáticos más útiles son el Aconitum, el 
Rhus taxi-dendron y la China;cuando la fiebre aparece acompañada de 
convulsiones y de sobreexcitación puede ser también de utilidad la 
Belladonna.

Contusiones y heridas.
Entre unas y otras existen naturalmente 
grandes diferencias. Arnica y Rhns toxicodendron están indicados en el 
caso de contusiones, incluso con hematoma; en el caso de heridas, de 
nuevo el Arnica y la Calendula.

Dolores artrósicos y óseos. Uno de los elementos a tener en 
consideración para un buen tratamiento homeopático es la localización 
de los dolores. Para las lumbalgias, por ejemplo, es de utilidad el 
Sulfur al igual que en caso de dolores errantes. Sin embargo, para 
contrarrestar los dolores de ciática es más eficaz el Rhus 
toxicodendron.

Nota. Los arriba considerados no son más que unos cuantos 
ejemplos de los muchos existentes. Pero hay que señalar que, a 
diferencia de cuanto ocurre en la medicina oficial, no existen en cada 
caso fármacos homeopáticos iguales para todos: siempre ha de ser el 
HOMEOPATA quien, partiendo del conocimiento de cada enfermo, decida en 
cada caso el remedio más adecuado.

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